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viernes, 29 de junio de 2012

"PARAGUAY VENCERÁ"

miércoles, 27 de junio de 2012

Intervención Presidente Mujica en Río+20


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Brutal honestidad de presidente de Uruguay sorprende en discurso de cumbre Río+20
Jueves 21 junio 2012 | 19:25
Publicado por Christian Leal · visitas
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El presidente de Uruguay, José Mujica, sigue ganando adeptos a nivel internacional debido no sólo a su proverbial humildad, sino también a la honestidad con que aborda temas que otros políticos evaden o complican.

Así lo demostró durante su intervención este miércoles en la cumbre de Río+20, que se lleva a cabo en Brasil con representantes de 139 países bajo el alero de la ONU, y donde el mandatario charrúa volvió a cosechar los aplausos de su audiencia.

Pero no lo hizo proponiendo planes ni realizando promesas, sino lanzando preguntas tan fundamentales sobre la actual situación de la humanidad que podrían pecar de inocentes. ¿Qué es lo que buscamos? ¿Somos realmente felices? ¿Estamos gobernando nuestras invenciones o dejamos que ellas nos gobiernen a nosotros?

“¿Qué le pasaría a este planeta si los hindúes tuvieran la misma proporción de autos por familia que tienen los alemanes? ¿Cuánto oxígeno nos quedaría para respirar? ¿Es posible hablar de solidaridad y que estamos todos juntos en una economía basada en la competencia despiadada? ¿Hasta dónde llega nuestra fraternidad?”, fueron algunas de las interrogantes que dejó a la conciencia del mundo.

 http://www.biobiochile.cl/2012/06/21/brutal-honestidad-de-presidente-de-uruguay-sorprende-en-discurso-de-cumbre-rio20.shtml

domingo, 24 de junio de 2012

sábado, 23 de junio de 2012


Paraguay: ¿otra Honduras?

Paso a paso, utilizando todo todos los métodos que están a su alcance mientras se llenan la boca con palabras altisonantes pero huecas de defensa de la democracia, la derecha latinoamericana intenta recuperar posiciones en cualquier lugar en donde vea un flanco débil o desguarnecido. El golpe en Honduras, hace tres años, y ahora en Paraguay, así lo confirman.

Rafael Cuevas Molina/ Presidente AUNA-Costa Rica

Paraguay: un guión similar al de Honduras.
Desde hace tres años, con el golpe de Estado en Honduras, la derecha latinoamericana, en connivencia con los Estados Unidos de América, dio un paso al frente y pasó de la defensiva a la ofensiva.

En efecto, hasta los infaustos acontecimientos acaecidos en ese país centroamericano, las fuerzas progresistas del subcontinente avanzaban firmemente ganando posiciones, que se expresaban en la cada vez mayor simpatía que despertaba el ALBA y algunas de sus programas, proyectos e instituciones asociadas, como Petrocaribe. En esos años, Guatemala y Costa Rica, dos países con gobiernos que nadie podría tildar de izquierda, mostraban interés en el ingreso a esa última organización; se avecinaban las elecciones en El Salvador en donde el FMLN se perfilaba como el mejor posicionado para ganar, y había recién pasado la reunión de la OEA en donde el tema de Cuba y su expulsión de dicho organismo había dado un vuelco espectacular, inconcebible en otras circunstancias que no fueran las que en ese momento se vivían.

El golpe hondureño puso coto a ese proceso de avance y sacó de su apabullamiento a la derecha latinoamericana. Fue, además, un golpe sobre la mesa de los Estados Unidos de América, que mostraron cuan falaces eran las posiciones que especulaban sobre la pérdida de interés de la gran potencia del norte en esta parte del continente.

El golpe de Estado en el país centroamericano también puso a la orden del día la nueva modalidad que asumiría este tipo de acciones, que ahora utilizan diferentes instancias del aparato del Estado en el que la derecha mantiene aún posiciones muchas veces estratégicas.

En el caso hondureño, el presidente depuesto, Manuel Zelaya, provenía de las filas del Partido Liberal, uno de los dos partidos tradicionales de los sectores dominantes de ese país. El acercamiento del presidente hacia las posiciones de los sectores populares no fue seguido por su partido que, a la postre, fue un factor determinante para derrocarlo. Seguramente un factor que precipitó los acontecimientos fue las simpatías que MEL Zelaya había despertado en el pueblo, lo cual se tornaba peligroso en un momento en el que se aproximaban las elecciones presidenciales.

En Paraguay, aún con todas sus especificidades, las circunstancias son parecidas: el Partido Liberal Radical Auténtico, quen integraba la coalición de partidos que originalmente apoyaron a Fernando Lugo para la presidencia, no soportó mucho un papel político alejado de lo que es su verdadera naturaleza y se pasó a la oposición. Lo que intentan ahora en el Congreso y el Senado no dista mucho de lo que hicieron los congresistas hondureños hace tres años, y las consecuencias no serán tampoco muy diferentes.

Paso a paso, utilizando todo todos los métodos que están a su alcance mientras se llenan la boca con palabras altisonantes pero huecas de defensa de la democracia, la derecha latinoamericana intenta recuperar posiciones en cualquier lugar en donde vea un flanco débil o desguarnecido.

No se trata, sin embargo, del mismo desvalimiento en el que se en encontraban países como Guatemala en 1954 o Chile en 1973. Hoy hay más acompañamiento, más gobiernos progresistas que apoyan a Fernando Lugo, unos Estados Unidos que debe buscar más subterfugios para implantar su voluntad. En Honduras pudieron hacerlo aunque hoy su pueblo siga siendo acallado a sangre y fuego. Veremos qué sucede en Paraguay.



Federico Franco juró hoy como nuevo presidente del Paraguay

Quienes derrocaron a Lugo?
.
A favor de Lugo solamente votaron los senadores oficialistas, Carlos Filizzola, Alberto Grillón y Sixto Pereira, junto al liberal Luis Alberto Wagner. Ausentes; Blanca Fonseca, Alfredo Stroessner.
A continuación el listado de senadores que votaron por la destitución de Lugo:
Roberto Acevedo 
Efraín Alegre
Gregorio Areco 
Rogelio Benítez 
Víctor Bernal 
José Manuel Bóveda 
Carlos Roger Caballero 
Mario Cano Yegros 
Enzo Cardozo 
Miguel Carrizosa 
Jorge Cespedes 
Herminio Chena 
Oscar Denis 
Marcelo Duarte 
Hugo Estigarribia 
Orlando FIorotto
Julio César Franco
Juan Carlos Galaverna
Zulma Gómez
Ramón Gómez Verlangieri
Óscar Gonzalez Daher
Miguel Angel González Erico
Enrique González Quintana
Iris Rocío González
Marcial González
José Guastella
Alfredo Jaeggli
Blas Llano
Clarisa Marín de López
Ana María Mendoza de Acha
Juan Darío Monges
Silvio Ovelar
Lino César Oviedo (h)
Jorge Oviedo Matto
María Digna Roa
Miguel Abdón Saguier
Lilian Samaniego 
Julio Velázquez 
Lucio Vergara
Así, tras 3 años, 10 meses y 7 días, los partidos tradicionales del Paraguay, el Colorado y el Liberal, con el apoyo del Unace y Patria Querida, derrocaron a Fernando Lugo, electo el 20 de abril del 2008 tras 61 años de hegemonía colorada en el Poder.  
 Estraido de

El Muerto ||| videoblog de información alternativa

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Entrevista a manifestante Telesur TV, Plaza de la Democracia
UNASUR emite comunicado oficial sobre crisis en Paraguay Miles de manifestantes toman la Plaza de Armas en Asunción Contingentes sociales, sindicales y de campesinos van aumentando en número a medida que pasan las horas, decidieron organizarse ante la sorpresiva intentona de destitución de Fernando Lugo como presidente de Paraguay. Miles de paraguayos toman como punto de reunión la emblemática Plaza de Armas en defensa del presidente de ese país. . . Brecha.com.uy .
   Paraguay

El golpe anunciado

Escrito por: José Antonio Vera
 
El gobierno de Fernando Lugo salió muy malherido del nuevo intento de derrocarlo que se consumó la semana pasada en la ciudad de Curuguaty, cuando la policía se enfrentó con campesinos sin tierra que ocupaban un predio de uno de los principales latifundistas del país. Seis policías y una docena de campesinos muertos, decenas de labriegos heridos de bala y por apaleamiento y muchos otros en fuga había sido el saldo de una nueva intervención del Estado en defensa de un gran productor sojero y ganadero contra un grupo de familias sin tierra.

Lo paradójico fue que ese episodio, a todas luces armado –¿quién puede creer que los campesinos sin tierra contaran con un potencial de fuego como el que se utilizó la semana pasada, cuando francotiradores apostados sí "del lado" de los campesinos, en un monte, con el rostro cubierto, dispararon incluso contra helicópteros de la policía– originó todo un movimiento que puede derivar (al cierre de esta edición de Brecha el panorama estaba en proceso de definición) en la salida de Lugo del gobierno y en la asunción de su vice –con quien siempre ha estado enfrentado–, el liberal Federico Franco. En la mañana de ayer jueves el Partido Liberal, el principal de la Alianza para el Cambio que condujo a Lugo a la presidencia hace cuatro años, le quitó el respaldo, anunció que retiraría sus ministros del gabinete y que apoyaría el reclamo de juicio político votado más temprano ese mismo día en la Cámara de Diputados, donde la oposición es mayoritaria. Lugo anunció que no renunciaría, que acataría el "juego democrático" y se sometería al juicio político, sabiendo de antemano que su suerte está echada. Las últimas noticias de ayer confirman que ese sometimiento tiene fecha, y urgente: el juicio político será hoy, viernes. De las fuerzas políticas del país, tan sólo el Frente Guasú, concertación de partidos de izquierda y centroizquierda formada en 2010, apoya al presidente Lugo.
Reunida de urgencia en la tarde de ayer jueves en Rio de Janeiro al margen de la cumbre Río+20, la Unasur decidió in extremis enviar a Asunción una misión, integrada por los 12 cancilleres de los países miembro.
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La excusa de los liberales –divididos hasta ahora entre un sector que mantenía su apoyo a las tibias reformas emprendidas por Lugo y otro cercano a los sectores empresariales y a la derecha política, que había ido ganando espacio– para su ruptura con el presidente fue el mal manejo por parte de Lugo de los hechos de la semana pasada y su incapacidad para brindar seguridad a la población.
Lo cierto es que el proceso iniciado en 2008 acusaba un penoso déficit con relación a lo esencial del programa de gobierno presentado por la Alianza Patriótica para el Cambio, atravesada por cada vez mayores contradicciones entre sus componentes progresistas y conservadores y atenazada por una administración estatal en la cual los herederos de la dictadura de Alfredo Stroessner continúan teniendo un poder decisivo.
Lugo, que comenzó anunciando planes de reforma agraria y de democratización social y política, apenas concretó algunos de ellos, muy tímidos, y fue cediendo progresivamente terreno a los sectores más conservadores de su propia alianza de gobierno e incluso a la oposición. Llegó incluso a enfrentarse con los movimientos campesinos, que fueron su principal base de apoyo para llegar a la presidencia y que todavía hoy lo seguían considerando "su" presidente. Apenas se supo que la moción de juicio político contaba con los votos necesarios, los campesinos agrupados en la Liga de Carperos anunciaron que se movilizarían en las calles para defender al ex sacerdote. Lugo los desalentó. No quiero violencia, dijo.
En los últimos tiempos el gobierno –no necesariamente Lugo, sí buena parte de los integrantes de su gabinete– había acumulado los desaires a los representantes de un movimiento de campesinos sin tierra que reclamaba lo elemental para un gobierno que asumió como esperanza de cambio: la democratización del acceso a la tierra, en un país en que 86 por ciento de la tierra está en manos de apenas el 2,5 por ciento de sus 6 millones de habitantes.
***
El último desaire se evidenció con crudeza horas después del enfrentamiento de Curuguaty, cuando al hablar ante la prensa el ministro del Interior, Carlos Filizzola, expresó reiteradamente su dolor por los policías muertos y no hizo mención alguna a los campesinos que corrieron igual suerte, algunos de ellos ejecutados, según denuncias de organismos humanitarios. Filizzola, dirigente del Partido Socialista, fue obligado a renunciar, al igual que el jefe de policía, pero quienes los remplazaron fueron dos personajes (un ex fiscal y un comisario) ligados a la dictadura y a los "dueños del país".
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"Los policías fueron emboscados", "Llegaron sin armas para dialogar y fueron acribillados", "Fue la guerrilla del epp y sus cuadros preparados por las farc", fueron algunos de los títulos de la prensa paraguaya en estos días. Y la televisión privada exhibió hasta el hartazgo escenas en que francotiradores aparecían disparando desde el monte, dando a entender que los campesinos estaban pertrechados a guerra. No se privaron tampoco muchos de esos medios de recordar los vínculos históricos de Lugo con el movimiento campesino, y de dar a entender que la violencia social no sólo tenía origen en los pobres del campo sino que contaba con el apoyo implícito del propio presidente.
La realidad es muy otra. Testimonios de algunos policías presentes dejaron en claro que quienes dispararon sobre los agentes eran ajenos al movimiento social. Que ellos mismos habían ido a negociar desarmados porque no se esperaban ser atacados, y que un hecho así salía por completo de lo común (nunca en las últimas décadas un policía había muerto en enfrentamientos ligados a ocupaciones de tierras: sí, en cambio, muchos campesinos). El secretario general de la Presidencia, Miguel Ángel López Perito, se refirió a la presencia de mercenarios con preparación militar.
Hacía tiempo que los sectores progresistas del gobierno, el movimiento social y los partidos de izquierda venían denunciando un "plan golpista" orquestado por la Asociación Rural, la Unión Industrial, dirigentes del Partido Colorado y parte de las fuerzas armadas. Incluían en ese plan el surgimiento de una supuesta guerrilla, fantasmagórica. La composición del epp (Ejército Paraguayo de los Pobres) nunca quedó clara, pero dirigentes del movimiento social han venido sosteniendo que su surgimiento casi de la nada sirvió sobre todo a la derecha política para agitar fantasmas terroristas y "apretar" al propio gobierno. Terratenientes y dirigentes políticos –algunos muy conocidos– no ahorraron llamados a organizar milicias privadas para defenderse de "los terroristas" y de los "ocupantes de tierras", mezclados en la misma bolsa. Nadie les pidió que rindieran cuentas.
En vez de enfrentar la ofensiva de la derecha, la presidencia de Lugo intentó en los últimos tiempos aplacarla, concediéndole poder hasta en el propio gobierno, con la intención de evitar el juicio político al presidente con el que el Partido Colorado y sectores del Liberal venían amenazando desde hace años. Lugo daba la impresión de que su ambición mayor era mantenerse en el gobierno hasta las elecciones de abril próximo, en las que no podía presentarse, y entregar el poder a su sucesor, probablemente un colorado, probablemente un terrateniente. n
Publicado el Jueves 21 de Junio de 2012

http://uruguaymipais.blogspot.com

 

martes, 19 de junio de 2012

El gran traicionado



Hace poco más de diez años, Pivel Devoto mostró, desde las páginas de MARCHA, en una dilatada y documentada serie de notas, como, a través del tiempo, había solucionado el juicio sobre la personalidad y la acción de Artigas. "De la leyenda negra al culto artiguista" se titulaban esas notas, que por desgracia detuvieron sus comentarios en 1880.

"Vencedor en el terreno ideológico -escribía Pivel- Artigas vio eclipsar su hegemonía política ante el reclamo de sus tenientes que con las provincias que acaudillaban, se creyeron en un grado de madurez reñida con el protectorado, al tiempo que los últimos hechos de armas en la resistencia contra la invasión portuguesa, señalaban el ocaso del poderío militar del jefe de los orientales".
"Desde ese momento, todos aquellos motivos de pasión personal y colectiva que la lucha había engendrado, servirían para nutrir los juicios de la 'leyenda negra artiguista'. La clase culta del Río de la Plata, que salvo excepciones, entró a la revolución de 1810, sin sospechar las alteraciones del orden social que ella traería, así como los otrora ricos hacendados de la campaña oriental que auspiciaron la gran protesta rural de 1811,a la que Artigas dio un contenido ideológico contrario a sus intereses, no perdonarían por largo tiempo al 'caudillo tumultuario' que al declarar a estos pueblos 'en el goce de sus derechos primitivos', los iniciara en la verdadera revolución, cuyas incontables manifestaciones anárquicas fueron desde entonces señaladas como sello característico de lo que se dio en llamar 'los tiempos de Artigas'.
Es hora de preguntarse si ese culto a que refiere con toda propiedad Pivel, no es un culto, de latría, si no lo es también, en muchos aspectos, externo, si, por último no es superfluo, en cuanto "se da por medio de cosas vanas e inútiles o dirigiéndolo a otros fines" que los verdaderos y auténticos.
La leyenda negra puede haber adquirido nuevas formas la que fue ponzoñosa calumnia puede haberse convertido en reverente homenaje, pero una y otro responden al mismo propósito: ocultarnos a Artigas, despojarnos de él, disimularnos su significación, ofrecernos una imagen desfigurada del héroe. La diatriba y la hagiografía conducirían a lo mismo, Y lo que no pudo aquélla, lo lograría ésta. Así nos parece. Traicionado en vida, Artigas sigue traicionado en la muerte. ¡Y qué traición!

Bien pocos, -si los hubo-, tuvieron en la patria, vieja, cabal medida de lo que Artigas fue y representó. La traición y la defección fueron la infatigable compañía de éste. Sombra y eco de su soledad. No pensamos al decirlo en la traición de las oligarquías porteñas, la de los Pueyrredón y los Tagle; no pensamos tampoco en las astucias alevosas de los caudillos del Protectorado ni en las de la diplomacia lusitana, sutil y corruptora. Pensamos en las que conoció y sufrió en su propia tierra que revistieron las más diversas formas. Uno de los episodios menos explorados de nuestra historia es el de la invasión portuguesa y aún menos explorado todavía -hechas las debidas excepciones, Pivel en primer término- son los años de la Cisplatina que, en realidad, se extienden desde la ocupación de Montevideo, el 17 hasta el 25.

¿Por qué ese vacío en nuestra historia? La Cisplatina, sin embargo, es un fruto y al tiempo una semilla. Anuda el paso de los hechos. Muestra la continuidad de una lucha que llega a nuestros días y ha de prolongarse en los futuros. La Cisplatina es el reclamo, primero y la gozosa aceptación después, de la invasión extranjera. Las fuerzas del "orden" estaban cansadas de la anarquía y los "anarquistas". De la tumultuaria irrupción de las masas. El héroe convocaba al sacrificio; el extranjero, ofrecía la sopa en el collar. Entre la libertad -aventura y riesgo- y la seguridad -sumisión y prebendas- la opción dc las llamadas clases dirigentes de entonces, fue la que debía ser.
¿Por que, -volvemos a preguntar-, la Cisplatina ha tenido tan pocos comentarios y comentaristas?
Admitamos que sea por pudor. Al respecto se nos permitirá intercalar el relato de un pequeño hecho. En 1852, apareció en Londres la segunda edición ampliada de un libro de Sir Woodbine Parish -Buenos Aires and the provinces of the Rio de la Plata- Woodbine Parish había sido cónsul general de Inglaterra en Buenos Aires desde 1824 hasta 1832 y su obra rebosa de datos de gran interés. Poco después de publicado el libro, lo tradujo al español, en Buenos Aires, Justo Macao, al mismo tiempo que muchos años más tarde habría de participar con fervor en la reivindicación de Artigas. El libro de Parish contenía muchos documentos hasta entonces desconocidos. Macao suprimió algunos, y para explicar la supresión dijo: "En el original inglés hay un documento firmado por el general Belgrano y el doctor Rivadavia, datado en Londres el 16 de mayo de 1815 y que precede a los anteriores por su fecha; pero su contenido es de tal carácter que me he permitido omitirlo en este apéndice. Esta omisión despoja a esta traducción española de un valioso agregado; pero en cambio ella será bien acogida por los corazones generosos que preferirán la privación de una estéril curiosidad al oprobio que pueda recaer sobre nombres y reputaciones que como el del primero son el más glorioso timbre de la hidalguía argentina"
Más de treinta años después, en 1885, al publicar su "Artigas", Macao volvió sobre el tema:
"En la obra en inglés de Sir Woodbine Parish 'Buenos Aires y las Provincias del Río de la Plata' que tradujimos y anotamos extensamente hace treinta y un años, de que hablábamos antes, se contenían en el apéndice algunos de los documentos que evidenciaban esas vergonzosas defecciones. Entre ellas se incluía la reverente petición y súplica dirigida a Carlos IV por Belgrano y Rivadavia y otros documentos relativos a negociaciones análogas. Por lay un sentimiento de dignidad y aun de candor juvenil, como argentinos y aún como una amarga decepción a que no queríamos resignarnos, ni en la que podíamos creer, esperando a mejores pruebas, nos decidimos a suprimir algunos de esos documentos, de cuya irrecusable autenticidad muy pronto despues nos cercioramos y ratificamos".
Ahora bien, en 1958 se reimprimió en Buenos Aires -colección El Pasado Argentino, Hachette- el libro de Woodbine Parish, en la traducción de Macao y con un prólogo de José Luis Busaníche. El documento a que refiere Macao continúa suprimido y a él no hace la menor mención el prologuista Busaniche. Más aún al pie de la página 564, aparece otra vez la nota explicativa de Macao. Un largo siglo ha pasado y no se quiere develar el misterio. Agregamos, aunque ya el detalle es nimio, que por azar poseemos la edición original de Woodbine Parish, fechada en 1852, y que el documento de la referencia, va de las páginas 386 a 392, a pesar de que la versión que de 61 se da es un resumen, según el propio Parish lo declara.

Admitamos, como antes decíamos, que las mutilaciones y vacíos de nuestra historia se hayan producido, como en el caso de Macao, por pudor. Puede que en otros casos las razones hayan sido distintas; pero no interesa ahora discutirlo ni tampoco averiguarlo. La historia sincera, como la quería Seignobos no puede incurrir en semejantes omisiones. Y escribir la historia con sinceridad, nos hará bien a todos. No hay otra manera de conocer, por nuestro pasado, nuestro destino. Y entonces las falsas glorias caerán y las auténticas resplandecerán mejor.

Desde que la invasión se inicia, la traición hasta entonces soterrada, aparece. Los años que van del 16 al 20, -hasta que Artigas se encierra en el Paraguay- son años de lucha sin pausa y de cruentas y repetidas derrotas y también de flaquezas, defecciones y renuencias.
El "frente interno" como hoy le llaman, sobre todo Montevideo, no marcha a compás con la desesperada y audaz resistencia de las tropas, sin armas ni cuadros, de Artigas. Mientras esos soldados instintivos se hacen matar, el procerato ciudadano conspira, intriga, suplica y acoge complaciente las proposiciones de la oligarquía porteña y de la Corte Imperial. Cualquier amo antes que los "anarquistas" de Artigas.
Buenos Aires está dispuesto a entregar la provincia. El procerato montevideano a vender su alma, para salvar bienes y tranquilidad, al diablo. Pero no es sólo en la ciudad donde la conspiración se incuba. También los jefes militares participan en ella. Portugal, que ha esperado su hora, recoge, entre. bendiciones, los frutos de esta doble y además estúpida traición.
Y son muchos los grandes hombres de nuestra historia, esos que hoy llenan el nomenclator de la ciudad, los que aparecen confundidos entre las sombras de la gran conjura.
En 1816, ya con la invasión en marcha, se produce la asonada del 3 de septiembre y el arresto de don Miguel Barreiro. Al frente de ella están, entre otros, Juan Ma. Pérez y Lucas Obes.
Pocos meses después, Juan J. Durán y Juan Francisco Giró delegados del Cabildo de Montevideo, ofrecen en bandeja la provincia oriental al gobierno de Pueyrredón, más que cómplice, fautor de la invasión. De ese Cabildo forman parte Juan de Medina, Felipe García, Agustín Estrada, Joaquín Suárez, que luego rescatará con dignidad este error o falta, Santiago Sierra, Lorenzo J. Pérez, Jerónimo Bianqui. Artigas rechaza la entrega y contesta a los diputados Durán y Giró, desde el Campo Volante de Santa Ana, el 26 de diciembre de 1816: "Por precisos que fuesen los momentos del conflicto, por plenos que hayan sido los poderes que V. S. revestía en su diputación, nunca debieron creerse bastantes a sellar los intereses de tantos pueblos sin su expreso consentimiento.
Yo mismo no bastaría á realizarlos sin este requisito, ¿y V. S. Con mano serena ha firmado el acta publicada por ese gobierno en 8 del presente? Es preciso ó suponer a V. S. extranjero en la historia de nuestros sucesos, o creerlo menos interesado en conservar lo sagrado de nuestros derechos, para suscribirse á unos pactos, que envilecen el mérito de nuestra justicia, y cubren de ignominia la sangre de sus defensores".
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"El jefe de los orientales ha manifestado en todos tiempos que ama demasiado su patria, para sacrificar este rico patrimonio de los orientales al bajo precio de la necesidad. Por fortuna la presente no es tan extrema que pueda ligarnos a un tal compromiso. Tenga V. S. la bondad de repetirlo en mi nombre á ese gobierno y asegurarle mi poca satisfacción en la, liberalidad de sus ideas, con la mezquindad de sus sentimientos."
"En consecuencia V. S. ha cesado de su comisión, y si le place puede retirarse a Montevideo, allí podrán efectuarse las justificaciones competentes, y ojalá que los resultados de su comisión condigan á los de su conocida honradez."
En mayo del 17, los jefes y oficiales de las fuerzas sitiadoras de Montevideo, se pronuncian contra Rivera y exigen que el mando sea conferido a Thomas García de Zúñiga.
Algo más tarde Bauzá; entre cuyos oficiales se cuenta Oribe, abandona el sitio y se va con armas y bagajes, previo acuerdo con Lecor, a Buenos Aires.
Después de la derrota de Tacuarembó, cuando Artigas marcha a las provincias argentinas que aún le son fieles, en busca de refuerzos, Rivera desacata las órdenes de su jefe y licencia sus tropas, deserta y se rinde a los portugueses. El propio Eduardo Acevedo, acota al comentar la lucha con Ramírez: "Fue vencido pues Artigas, gracias a la escuadra, a las armas y a los soldados que el gobierno de Buenos Aires había puesto a la disposición de Ramírez en virtud de los convenios secretos del Pilar. Y fue vencido también, porque las divisiones orientales que habían escapado del desastre de Tacuarembó, en vez de cruzar el Uruguay, desacataron sus órdenes para entrar en transacciones con Lecor. Si esas fuerzas lo hubieran acompañado a Corrientes, es probable que la suerte de las armas le hubiese sido favorable y entonces las Provincias Unidas habrían decretado la guerra al Brasil, como complemento obligado del derrumbe de las autoridades que habían pactado la conquista de la Banda Oriental. De aquí seguramente la amarga reconvención que el coronel Cáceres pone en boca de Artigas. "que Rivera tenía la culpa del triunfo de los portugueses".
Mientras los soldados de Artigas mueren en los combates que se inician en Santa Ana y se cierran en Tacuarembó; mientras los jefes planean pronunciamientos o desertan, el Cabildo de Montevideo, eximio representante de la contrarrevolución y -¿por qué no?- de la antipatria, se avillana en zalemas y genuflexiones ante el invasor. Lo recibe bajo palio y aprovecha la protección de las armas portuguesas para denostar a Artigas. El 23 de enero de 1817, seis días después de la entrada de Lecor, el Cabildo declara por boca de su síndico, que "debe tener en vista el comprometimiento general de este vecindario con las tropas de Artigas, con Buenos Aires y principalmente con los españoles; y que S. E. debe entrever que en manos de cualquiera de éstos que el pueblo desgraciadamente cayera, sería una víctima infeliz de la venganza y llegarían al colmo de sus desdichas. Que a él le parecía que al Cabildo representante de los pueblos, tocaba agitar su engrandecimiento y que no había otro medio que el que pasaba a proponer, cual es (previa la debida licencia del señor Capitán de la Provincia) hacer una diputación a su Majestad Fidelísima el Rey nuestro señor, impetrándole su protección y suplicándole que tuviera la dignación de incorporar este territorio a los dominios de su corona". Firman el acta los cabildantes, Juan de Medina, Felipe García, Agustín Estrada, Lorenzo J. Pérez, Gerónimo Pie Bianqui y el secretario Francisco Solano Antuña.
A poco, el Cabildo designa a Larrañaga y a Bianqui diputados ante el rey don Juan VI, para reclamar y concertar la incorporación. "Solicitarán -dicen las instrucciones- con el mayor empeño que S. M. se digne incorporar a sus dominios del Brasil este territorio de la Banda Oriental del Río de la Plata". Estas instrucciones, además de los anteriores cabildantes, las firman el alcalde de ler. voto don Juan José Durán y el Defensor de Menores don Juan Fco. Giró, los mismos personajes que un año antes hablan ido a entregarle la provincia a Pueyrredón.
La traición iba a consumarse. En tanto Artigas se hunde para siempre en el Paraguay, Canelones, Maldonado y San José. también se declaran incorporados a la corona de Portugal y en 1821 se reune el Congreso Cisplatino. Forman parte de é1 los cabildantes de antes, los desertores de antes y el 18 de julio de 1821, reténgase la fecha, después de sesudos discursos de Bianqui, Llambí y Larrañaga, se vota por aclamación la incorporación a Portugal. "De este modo, acertó a decir, Bianqui, se libra a la Provincia de la más funesta de todas las esclavitudes que es la de la anarquía. Viviremos en orden bajo un poder respetable; seguirá nuestro comercio sostenido pór los progresos dé la pastura; los hacendados recogerán el fruto de los trabajos emprendidos en sus haciendas, para repararse de los pasados quebrantos y los hombres díscolos que se preparan a utilizar, el desorden y satisfacer sus resentimientos en la sangre de sus compatriotas se aplicarán al trabajo o tendrán que sufrir el rigor de las leyes; y en cualquier caso que prepare el tiempo, o el torrente irresistible de los sucesos, se hallará la provincia rica, despoblada y en estado de sostener el orden que es la base de la felicidad pública. De hecho nuestro país está en poder de las tropas portuguesas".
Deben repetirse los nombres de los que vetaron esa incorporación tanto más cuanto que un sospechoso y en el caso también piadoso, olvide, ha disimulado o disminuido la tremenda culpa.
Son éstos: Juan José Durán, Damaso A. Larrañaga, Thomas García de Zúñiga, Fructuoso Rivera, Loreto de Gomensoro, José Vicente Gallegos, Manuel Lago, Luis Pérez, Mateo Visillac, José de Alagón, Gerónimo Pío Bianqui, Romualdo Ximeno, Alejandro Chucarro, Manuel Antonio Sylba, Salvador García, Francisco Llambí.
Así cerró el drama. El drama de un hombre solo y de su auténtico e inmaduro pueblo, que va de pelea en pelea, mientras la intriga de los de afuera, unida a la fuerza, y la traición y la flaqueza de los de adentro lo empujan a la muerte.
Treinta años más había de vivir Artigas, en su largo viaje, sin quejas, al fondo de la noche. Treinta años de una grandeza impar. La calumnia no respetó su callada y, sin duda, angustiosa soledad.
Después vino tardíamente la hora de la reparación y en ella todas las voces confluyeron para ofrecernos la imagen depurada e ideal de un jefe, sin sangre, sin huesos y sin barro, de un tutelar patriarca colocado más allá del bien y del mal, del error y de la injusticia. Depurada imagen, vacía de vida. Depurada imagen que pertenece a la hagiografía.
Y bien, hay que rescatar hoy y siempre al auténtico Artigas, de la doble conspiración que es una sola: la de la calumnia y la del incienso. En lo más hondo de la tierra las dos corrientes que chocaron en un terrible remolino durante los años de la patria vieja, continúan su curso. El personaje tiene un inaudito valor humano pero además es la encarnación de la esperanza y el destino nacionales. Fue el suyo el drama de la soledad, que soportó, como héroe alguno fue capaz de soportar. Maestro así de vida, porque todas nuestras desazones e infortunios son ridículos y mezquinos frente a cuanto él, en obstinado silencio, padeció.
Encarnó la orientalidad. Mientras aliente un oriental, Artigas vivirá. Pero fue también y sobre todo, el heraldo y profeta de la revolución nacional, esa que aún espera el llamado de los tiempos para realizarse. Por serlo, los hombres de "orden", lo acosaron, lo traicionaron, lo calumniaron. Antes que los "anarquistas" de Artigas, la intervención extranjera. Antes que la revolución de esos "anarquistas" se propagara, la entrega al enemigo secular, preparada "inteligentemente", con gran abundancia de palabras, por los doctores de chistera y levita, genuflexos y cobardes, pedantes y miopes.
Ahora como ayer, ha de volverse hacia el Artigas auténtico -sangre, nervios, huesos, barro- para reiniciar la marcha y lanzarse al combate, contra los herederos del alma de aquellos que consumaron la gran traición, esa gran traición todavía viçtoriosa, que recurre a los mismos métodos, las mismas prácticas, los mismos argumentos y los mismos apoyos -cambian sólo las denominaciones- para derrotar otra vez al artiguismo.

Carlos Quijano

MARCHA, 19 de mayo de 1961.
Reproducido en Cuadernos de Marcha
Noviembre de 1985

martes, 12 de junio de 2012

Presos y heridos

Chile: Violentos enfrentamientos en homenaje al genocida Pinochet

Partidarios del ex dictador chileno Augusto Pinochet le rindieron homenaje este domingo, en medio de fuertes protestas de sus detractores que volvieron a mostrar las gruesas divisiones que genera su figura a casi 40 años del golpe de Estado que instaló su régimen.

Domingo 10 de junio de 2012 | 7:19
 
Violentas protestas se registraron en las inmediaciones del teatro Caupolicán, en el centro de Santiago, el sitio escogido por los partidarios del ex dictador para rendir un homenaje a su figura a través de la exhibición del documental “Pinochet”, del realizador Ignacio Zegers.
Unos 3.000 detractores del ex dictador se agolparon en las cercanías del teatro para impedir primero el ingreso de los asistentes y luego manifestarse contra su figura, al grito de “¡Asesino, asesino!”.
La policía, que resguardaba fuertemente el lugar con más de 500 efectivos, usó gases lacrimógenos y chorros de agua para dispersar a los manifestantes, que respondieron con piedras y palos, en enfrentamientos que se extendieron por más de tres horas y dejaron 64 detenidos y 22 heridos, 20 policías y dos periodistas, según un balance de la Intendencia (gobernación) de Santiago.
“Es una inmoralidad que se le rinda un homenaje a un asesino, a un genocida como lo fue él, que asesinó, torturó e hizo desaparecer, exilió y dejó al pueblo despojado de todos sus derechos sociales”, señaló a la AFP Yolanda Contreras, una de las manifestantes.
“Vengo a desahogarme, porque nosotros no tenemos derecho a voz. Soy pinochetista desde los 15 años, cuando era estudiante, y nunca voy a cambiar de posición y mis hijos también”, dijo por su parte Lucila Ruiz, una de las asistentes al acto.
Al interior del teatro, en tanto, antes de la exhibición del documental, hicieron uso de la palabra varios adherentes al ex dictador (1973-1990), entre ellos su nieto, Augusto Pinochet Molina, el único miembro de su familia que asistió al acto.
“Este es un acto para honrar la historia”, señaló Pinochet Molina, a la concurrencia, unas 2.000 personas que casi abarrotaron el recinto.
“Estuvimos 20 años callados y ahora estamos empezando a hablar”, señaló por su parte el teniente retirado del Ejército, Juan González, presidente de la Corporación 11 de septiembre, que honra el día del golpe de Estado en 1973 y organizó el acto.
“Este es el acto de los genocidas, de los violadores de derechos humanos”, criticó de su lado Lorena Pizarro, presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), que encabezó las protestas contra el homenaje.
Al acto no asistió ningún político de la derecha oficialista que dio sustento ideológico a la dictadura pero que hoy ha optado por desligarse de la figura de Pinochet.
De hecho este domingo, en una entrevista con Televisión Nacional de Chile, el ex miembro de su régimen y actual portavoz del gobierno de Sebastián Piñera, Andrés Chadwick, señaló estar arrepentido de haber apoyado la dictadura.
“Hay una situación que sí me arrepiento, que es la violación brutal a los derechos humanos que se efectuó en el gobierno militar y de eso tengo un profundo arrepentimiento de haber sido partidario de un gobierno donde esos hechos sucedían”, señaló el vocero oficial, miembro de la ultra conservadora Unión Demócrata Independiente (UDI).
Como invitados especiales asistieron al homenaje Miguel Méndez, nieto de Blas Piñar, ex ministro del ex dictador español Francisco Franco (gobernó entre 1939 y 1975), Jaime Alonso, uno de los abogados querellantes contra el juez español Baltasar Garzón, -que logró la detención de Pinochet en Londres en 1998-, y Joseph Torres, presidente de la juventud cubana en el exilio.
Al final del acto, los asistentes tuvieron problemas para abandonar el recinto. La mayoría esperó largo rato hasta que se dispersaran las manifestaciones, mientras que otros salieron en autobuses escoltados por la policía.
Los enfrentamientos volvieron a mostra la división que la figura de Pinochet genera todavía en Chile a casi 40 años del golpe de Estado que instaló su dictadura y más de dos décadas desde el retorno a la democracia.
“Son irrupciones de memoria. Los recuerdos de la dictadura son como un volcán, que está ahí siempre, pero a veces muestra su fuerza y nos amenaza con su violencia”, explicó a la AFP el politólogo Patricio Navia.
“Sabemos que estas divisiones están todavía presentes, pero cada vez son más aisladas e involucran menos personas”

Fuente La Republica-uy