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miércoles, 22 de mayo de 2013

PCU - 180 menores infractores trabajan y son apoyados por los sindicatos

180 menores infractores trabajan y son apoyados por los sindicatos Destacado

EL POPULAR dialogó con Alicia Bello, directora del Programa de Inserción Social y Comunitaria del INAU (Apoyo al Egreso), una experiencia exitosa de reinserción de menores infractores, en particular a través del trabajo. Este Programa cuenta con la colaboración del movimiento sindical, de empresas privadas y del Estado.

¿Qué es el Programa de Egreso y qué se ha hecho?

- El Programa de Egreso del INAU  consiste en tratar de llegarle a los 550 gurises que están hoy privados de libertad, más los 400 gurises que tienen medidas alternativas a la privación de libertad que están en todo el país, tratando de promover un proyecto individual para cada uno de ellos, para su Egreso.

En realidad la comisión delegada ha sido constituida por ley hace un año, es decir, el Programa del SIRPA está funcionando desde hace un año a esta parte. A pesar de que este programa  comenzó a funcionar hace dos años con una experiencia piloto de 12 gurises que comenzaron a trabajar con la UNTMRA, en una fábrica metalúrgica. Ahí firmamos convenio con el sindicato, ellos le hicieron la propuesta al dueño de la fábrica para que ingresaran estos 12 gurises, y comenzamos a trabajar con ellos en junio de 2011.

¿Cuántos gurises están involucrados en el Programa y cómo ha sido su evolución?

Han pasado por el  Programa 180 gurises. Esto no quiere decir que tengamos hoy 180 gurises trabajando con medidas alternativas, sino que han pasado y han tenido la oportunidad de entrar al mercado laboral, entrar a estudiar, entre las diferentes propuestas que tiene el Programa. Debemos tener unos 120 gurises trabajando con medidas, en algunos casos se han firmado convenios directamente con las empresas, otros con el Estado y otros con los sindicatos que han hecho propuestas a las empresas.

Los sindicatos que se han involucrado en esto son el SUNCA, la UNTMRA, FOEB, FUECYS, el Sindicato del Dulce -ONODRA-, el SUNTMA y los jubilados de la Pesca.
Desde el Estado se han involucrado ANCAP, ANTEL y OSE.

¿La participación de los sindicatos tiene que ver con lo importante que son para el seguimiento de los gurises?

- Los sindicatos han trabajado muy bien, por poner un ejemplo, en la fábrica UMISSA el sindicato hizo una asamblea de trabajadores donde se planteó que iban a entrar estos gurises y se manifestaron los miedos de los trabajadores en cuanto a que hubiera robos, por qué causales estaban presos los chiquilines. Si bien no se les dijo ni se les preguntó por qué causales, igual los chiquilines fueron diciendo. Pero volviendo a lo otro, se trabajó todo eso y había siempre un delegado sindical de su comité de base en esa fábrica. Los sindicatos les dan continentación, perspectiva, valores, es muy importante.

Igualmente nosotros tenemos contacto diario, nos llamamos constantemente con los delegados sindicales del lugar en donde los chiquilines están trabajando.

¿Cómo ha sido la respuesta de los gurises?

Ha sido distinto según los lugares de trabajo. Por ejemplo, en los supermercados ha costado mucho que se mantengan trabajando. De todos modos hay que contar la alta rotatividad que tiene los trabajadores de los supermercados en general. En las fábricas y en las obras de construcción no hemos tenido mayores dificultades. Algunos no han sostenido el trabajo por diferentes problemáticas, sobre todo que tienen que ver con la adicción cuando comienzan a estar más tiempo afuera. Pero en general, la mayoría ha sostenido el trabajo e incluso después que termina la sentencia, ellos siguen siendo trabajadores del mismo lugar.

Se ha logrado un porcentaje muy alto de reinserción  y de mantenimiento con un acompañamiento muy  integral, nosotros los acompañamos desde diferentes lugares y buena parte de la sociedad se está involucrando de muy buena manera. En materia de salud, también con la vivienda, hemos hablado con el Plan Juntos y con el Ministerio de Vivienda, intentamos diferentes ofertas para ellos. A nivel de educación ellos mismos plantean hacer cursos para ganar más, y ahí entre todos trabajamos para que vayan socializando de otra forma.

No quiero dejar de decir como sienten ellos esta oportunidad. Nos dicen "yo pensé que acá nos iban a mirar diferente, pensé que me iban a señalar con el dedo y fue al revés. Los trabajadores nos decían que si venía alguien a decirnos algo, que contáramos con ellos". A ellos también les pasaba que antes de estar presos cuando iban a buscar trabajo no lo conseguían. Muchas veces nosotros tenemos la cabeza que criticamos, eso de tenerles miedo o si tienen un gorro puesto... Pero ellos agradecen enormemente -porque no lo pueden creer- que tengan esta posibilidad. Es lo primero que te dicen.

Algo que quiero recalcar es el cambio que se ha dado en el INAU en estos dos años que esto se viene trabajando. Yo trabajaba en un lugar de privación de libertad muy cerrado, y yo pensaba que lo único que podía hacer era que estén mejor mientras estaban encerrados, leerles un cuento y que pasen bien un ratito porque sabía que después nada iba a cambiar. Después, cuando uno está en este Programa y empieza a ver cambios y trabajar por ellos, y ves que se involucra más gente y se van haciendo más grandes, te das cuenta de los cambios reales que esto está concretando.

Hace unos meses, tres chiquilines se quedaron sin trabajo porque la fábrica cerró. Nosotros los invitamos a participar de otra oferta laboral, digna indudablemente, pero que no era un oficio. Esos tres gurises -que se rieron, porque pensaban que no les íbamos a creer- dijeron "nosotros somos metalúrgicos, no queremos ir a trabajar ahí, porque nosotros aprendimos a hacer ventanas, aprendimos a hacer puertas". Cuando yo los escuchaba, yo pensaba en aquellos patios tan encerrados, donde los gurises decían "yo soy chorro". Hoy por hoy, hay un cambio de identidad, ellos se reflejan en sus pares y sus pares son obreros. Ser metalúrgico es un orgullo para ellos, y a pocas personas se lo pueden decir porque cuando llegan a sus barrios no pueden contarlo libremente porque en su entorno no es un orgullo ser metalúrgico, un orgullo es ser otra cosa. Ellos nos contaban que en el barrio se les hace difícil conseguir novia, porque "cuando les decimos que estamos laburando no quieren saber nada”. Entonces cuando vemos los cambios reales en sus vidas, que hay que acompañar y hay que ser muy cuidadoso -porque su familia, sus seres queridos, a veces forman parte de otras identidades culturales-, nosotros en el equipo de Apoyo al Egreso nos sentimos muy reconfortados, realmente felices de haber participado en todo este proceso que nos parece muy revolucionario, porque está participando buena parte de la sociedad en esto.
Gabriel Mazzarovich
El Popular N°224
PCU - 180 menores infractores trabajan y son apoyados por los sindicatos
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