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jueves, 5 de marzo de 2015

Caja de Respuestas: El huevo de la serpiente



jueves, 5 de marzo de 2015


El huevo de la serpiente


“Aprendan a ver en lugar de mirar tontamente, actúen en lugar de
charlar. / Y piensen que una vez eso estuvo por dominar el mundo! / Los
pueblos consiguieron vencer; pero nadie / Debe cantar victoria antes de
tiempo… / ¡aún es fecundo el vientre del que salió lo inmundo!”.


Con
estas palabras, Bertolt Brecht, culminaba su maravillosa obra de teatro
La Resistible Ascensión de Arturo Ui, en la que denunció el ascenso del
fascismo en Alemania y el resto de Europa, así como la postura
complaciente de las potencias capitalistas de la época.

La
situación hoy en Venezuela no puede ser banalizada ni asumida como las
posturas calenturientas de unos caribeños que no saben sentarse a
conversar. Lo que está sucediendo en Venezuela es que el fascismo
pretende, una vez más, liquidar las conquistas del pueblo y arrasar con
el Gobierno y el proyecto que ese mismo pueblo respaldó libremente y en
las urnas.

El pueblo venezolano ha resistido estoicamente
“guarimbas” (manifestaciones violentas), golpes de Estado, paros
patronales, cierre de universidades por parte de sus propios rectores de
oposición, el desconocimiento de todos los procesos electorales, guerra
económica, golpes blandos, desabastecimiento provocado, las terribles
manipulaciones en torno a la enfermedad y muerte del comandante Hugo
Chávez, entre otras decenas de estrategias elaboradas por los think-tank
financiados por el imperialismo norteamericano. Y sin embargo, ese
pueblo ha soportado estos con firmeza y continúa resistiendo.

La
estrategia de la oposición es clara: sostener un permanente conflicto
que doblegue a la base social del chavismo y por tanto reduzca los
niveles de apoyo al proceso bolivariano. Ya sea para tomar el poder a
través de un golpe de Estado o bien triunfando en las elecciones
parlamentarias de diciembre de 2015 o promoviendo un referendo
revocatorio del mandato presidencial en 2016.

Es la estrategia
“del policía bueno y el policía malo”, por eso jamás la “oposición
moderada” critica a la “oposición radical” o viceversa. Cualquiera de
las dos estrategias en curso -el golpe o el desgaste para luego medirse
en elecciones- tiene el mismo objetivo: hacerse del poder y echar atrás
la Revolución Bolivariana.

“Venezuela no escapa a la
fascistización -aún cuando cabe advertir que el poder popular, que
imbrica Estado y Pueblo, es un disuasivo eficaz. El huevo de la
serpiente está presente, anidado en el odio y el sentimiento de
violencia de un sector social y político que conducen elementos
definitivamente no democráticos, que emplean cualquier escenario para
estimular la regresión. Estos utilizan dos vías: una, abiertamente
subversiva y, otra, con apariencia institucional desde la cual atacan al
Estado de derecho”, decía el destacado periodista y político José
Vicente Rangel en julio de 2012.

Los actores

Para
esto, la oposición venezolana también ha adoptado dos estrategias
distintas: apelar a las viejas figuras de la política venezolana,
militantes del Partido Social-Cristiano Copei y de Acción Democrática
conocidos en todo el mundo pero profundamente desprestigiados dentro del
país como los interlocutores válidos de la oposición ante el concierto
de las naciones.

Miríadas de ex diplomáticos venezolanos
pertenecientes a las filas de la IV República (cuando se perseguía a los
comunistas y la consigna para las fuerzas de la represión era “disparar
primero y preguntar después”) pululan en organismos internacionales y
en giras por los diversos países para intentar restar legitimidad al
Gobierno de Nicolás Maduro, como antes hicieron con el del comandante
Hugo Chávez.

Estos expertos en agitar el hielo de los vasos y
codearse con lo más refinado de las clases dominantes en cada país, han
dejado fuertes lazos (muchas veces económicos) que suponen les
garantizan la condena al Gobierno venezolano.

Si bien en algunos
países han obtenido resultados positivos, particularmente en nuestro
continente se han enfrentado a una barrera de solidaridad de pueblos y
gobiernos, que pretenden descalificar convirtiendo en supuestos tráficos
de prebendas las relaciones cada vez más estrechas entre Venezuela y
América Latina.

La otra estrategia consiste en colocar
directamente al frente de la oposición a “fichas” de las más
aristocráticas familias de Venezuela. La oligarquía salió a pelear por
lo que considera suyo y lo hizo poniendo al frente a los dueños del
negocio.

Las mismas familias que traicionaron a Bolívar, las que
se adueñaron de las tierras, las que entregaron el petróleo, las mismas
que auparon las diversas dictaduras del siglo XX venezolano.

Así
aparecen María Corina Machado Zuloaga, Leopoldo López Mendoza, Henrique
Capriles y otros. Estos apellidos que en Uruguay pueden no significar
nada, en Venezuela representan a los amos del país desde la colonización
hasta nuestros días.

Y aparecen como se planta un oligarca: con
petulancia, exigiendo, imponiéndose, pretendiendo echar abajo todo lo
que se interponga en su camino.

Es así que participan de golpes
de Estado, firman decretos que suprimen los poderes, asaltan le Embajada
de la República de Cuba, queman la Ley de Tierras públicamente,
intentan liquidar al Gobierno una y otra vez.

Y cada vez, el pueblo venezolano resiste y resiste y resiste. Y demuestra una y mil veces más que está dispuesto a ser libre.

Apropiarse de los mensajes

Además
de utilizar una estrategia legal y otra que busca derribar el Estado de
derecho, así como de utilizar dos tipos de actores distintos, la
oligarquía venezolana ha pretendido usurpar las banderas, los símbolos y
el mensaje de los revolucionarios y la izquierda en general.

Particularmente
han intentado apropiarse de los reclamos en torno a los derechos
humanos, invirtiendo totalmente la lógica y pretendiendo consolidar la
impunidad para los violadores de los mismo, contraria a la verdad,
justicia y reparación imprescindibles para las víctimas y para la
construcción de una sociedad que pueda mirar hacia adelante.

“Los
torturadores de ayer son los golpistas de hoy, los que nos masacraron
por décadas", expresó este martes el presidente Nicolás Maduro, quien
reivindicó la memoria de los más de 3.000 venezolanos desaparecidos
durante el 27 de febrero de 1989.

“En los 60 los venezolanos
vivieron la persecución y el asesinato de quien había sido presidente de
la Junta Patriótica, Fabricio Ojeda, en el Palacio Presidencial, lo
ahorcaron, y no hubo pronunciamiento de la Corte Interamericana de los
Derechos Humanos (CIDH), de la Organización de Estados Americanos (OEA) o
de ningún gobierno de Estados Unidos, la masacre era dirigida por la
misión norteamericana que estaba en Fuerte Tiuna, entrenando sobre
tortura a nuestros cuerpos de seguridad”, agregó.

En la década de
los 70, el pueblo vivió asesinatos selectivos, “de revolucionarios como
Jorge Rodríguez. Lo capturaron el 23 de julio de 1976, lo llevaron a la
Disip y lo torturaron sin parar dos días. Apareció el ministro de
entonces (…) diciendo que había muerto de un ataque al corazón”, agregó.

Entre
los responsables de las muertes de los 60, 70 y 80 estaba Antonio
Ledezma, hoy capturado por haber sido implicado en la preparación de una
serie de atentados golpistas que iban a ser perpetrados por algunos
militares y civiles.

Le recomendamos investigar sobre lo que
estamos afirmando aquí. Quizás releer algunas de las pasadas notas
publicadas en El Popular y que están publicadas en
cajaderespuestas.blogspot.com. Solamente hay que horadar un poquito el
cerco mediático, quitarse los posibles prejuicios y animarse a buscar a
través de la cáscara del huevo de la serpiente.


No debió suceder

Hace
apenas unas horas, en la ciudad de San Cristóbal, se produjo el
asesinato de un adolescente de 14 años por parte de un funcionario
policial que le disparó en el rostro.

El defensor del pueblo,
Tarek William Saab, calificó como un hecho lamentable el suceso y exigió
“condenar de manera contundente la acción impropia de este funcionario
policial, esperamos que sea por el delito de homicidio en su máxima
expresión para que sea ejemplarmente sancionado (…) No hubo ni habrá
impunidad”.

“Condeno este asesinato”, dijo el presidente Nicolás
Maduro a pocas horas del mismo. “Quiero transmitir mis condolencias a
los padres”, agregó, al tiempo que anunció que el efectivo responsable
del vil crimen ya estaba detenido.

El mandatario se dirigió a la
oposición y les dijo que si “quieren hacer política o los que quieren
construir modelos alternativos al socialismo, a la democracia
protagónica, a la constitución o al Plan de la Patria, háganlo, pero en
paz respetando la Ley, luchando leal y pacíficamente. Basta de
conspiraciones y doble bandas, se acabó en Venezuela. No lo voy a
aceptar mientras esté yo aquí como Presidente”, concluyó.
Publicada originalmente en el semanario El Popular (Montevideo, Uruguay, número 297, 27 de febrero de 2015)


Caja de Respuestas: El huevo de la serpiente



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