EN DEFENSA DE LA DEMOCRACIA Y LA REVOLUCIÓN CIUDADANA
Los
intelectuales, artistas, científicos, profesionales independientes y
ciudadanos que suscribimos este documento manifestamos nuestro repudio a
los intentos de desestabilización de la democracia ecuatoriana, puestos
en marcha por una alianza de fuerzas internas e internacionales, que
buscan frenar al proceso de transformaciones emprendido por el pueblo
del Ecuador mediante su Revolución Ciudadana.
Desde
hace cinco años, el gobierno democrático de Rafael Correa, con el pleno
y reiterado respaldo de una amplia mayoría ciudadana, ha efectuado
notables transformaciones en la vida social, económica y política del
Ecuador, especialmente orientadas a beneficiar a la población pobre,
antes marginada y excluida de la atención estatal.
La
salud pública es hoy totalmente gratuita y de la mejor calidad. La
educación pública y laica ha sido atendida con programas de
alimentación, uniformes y útiles escolares sin costo, mejorada en su
infraestructura, ampliada en su gratuidad hasta el nivel universitario y
enriquecida con la creación de las “Escuelas del Milenio”, equipadas
con la más alta tecnología para educar a indígenas y pobladores
marginales. Se ha enfrentado la falta de vivienda mediante bonos y
programas masivos de construcción. Una preocupación especial han
merecido los discapacitados y las gentes ubicadas en extrema pobreza,
para quienes se han creado sistemas especiales de atención y protección
estatal. Las reformas laborales han elevado en forma constante los
salarios y su poder real de compra, y han devuelto la dignidad al
trabajo humano, proclamada por la Organización Internacional del
Trabajo, al suprimir las expoliadoras políticas de flexibilización
laboral y tercerización del empleo. Hoy, cada trabajador ecuatoriano
tiene contrato de trabajo indefinido y prestaciones sociales, y los
jubilados tienen garantizadas sus pensiones y atención médica en un
renovado y fortalecido Seguro Social.
Todo
ello ha sido financiado, en buena medida, con los recursos producidos
por una nueva política fiscal, de corte redistributivo, y por la notable
disminución de la deuda externa, renegociada en términos de dignidad
nacional. En fin, una enorme obra constructiva ha mejorado y
multiplicado la infraestructura vial, portuaria y aeroportuaria del
Ecuador, y, junto con una política una política de estímulo y
relanzamiento de la producción nacional, han desarrollado el mercado
interno, ampliado la ocupación y disminuido el desempleo y los índices
de pobreza.
Ese
notable proceso de cambios explica las elevadas cifras de aceptación y
aprobación pública que tienen el presidente Correa y su gobierno,
superiores al 70%, que han sido certificadas por diversas encuestadoras
internacionales.
Sin
embargo, desde el primer momento la Revolución Ciudadana ha enfrentado
el acoso de los poderes fácticos vinculados a viejos privilegios y en
especial del poder mediático. Así, los dueños y portavoces de los
grandes medios de comunicación privados han optado por convertirse en
agresivos actores políticos, reemplazando a los hoy difuminados partidos
de derecha, que en las últimas décadas habían llevado al país a una
situación de ruina y desesperanza colectiva. Parte de ello ha sido la
campaña de escándalo mediático, encabezada por un grupo de escritores vinculados a esos mismos medios.
Queremos
enfatizar que el Presidente Correa no ha clausurado medios, censurado
informaciones o perseguido a inocentes periodistas, como se sostiene por
parte de sus enemigos o de críticos desinformados. Por el contrario, ha
recurrido a la justicia, en uso de sus derechos ciudadanos, para buscar
el refrenamiento legal de un grupo de personas que han utilizado la
calumnia como arma política. Y jueces de varias instancias, aplicando
las leyes del país, han dictado sanciones contra los autores y
propiciadores de esos delitos.
Finalmente,
la digna y generosa actitud mostrada por el gobernante al perdonar
legalmente a sus ofensores y pedir la remisión de las penas impuestas a
ellos, es una prueba más de su vocación humanista, que ha buscado
superponer los altos intereses de su pueblo a los legítimos derechos de
vindicación de su honra.
Por
todo lo expuesto, los abajo firmantes expresamos nuestro respaldo al
pueblo ecuatoriano y su Revolución Ciudadana, y convocamos al gobierno
del Ecuador a encabezar un gran esfuerzo de ampliación de su base
social, mediante la negociación de acuerdos políticos con todas las
fuerzas populares del Ecuador, acerca de temas vitales para la vida
presente y futura del país. Esto dejará sin piso a la nueva conspiración
internacional montada en su contra.
Febrero de 2012
Jorge Núñez Sánchez, historiador y periodista, Ecuador.
Raúl Pérez Torres, escritor y comunicador social, Ecuador.
Sara Vanegas Cobeña, filóloga y escritora, Ecuador.
Juan Paz y Miño, historiador, Ecuador.
Jorge Marcos Pino, arqueólogo, Ecuador.
Roberto Fernández Retamar, Presidente Casa de las Américas, Cuba.
Ruben Suarez Frente Amplio Consejal Municpal Uruguay
Ruben Suarez Frente Amplio Consejal Municpal Uruguay
Jenny Londoño López, socióloga e historiadora, Ecuador.
Sergio Guerra Vilaboy, historiador, Presidente de la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe.
Alfredo Vera Arrata, arquitecto y promotor cultural, Ecuador.
María Isabel Silva, arqueóloga, Ecuador.
Francisco Jaramillo Villa, músico, Ecuador.
Humberto Mata, escritor, Venezuela.
Nancy Ochoa Antich, filósofa, Ecuador.
Samuel Guerra Bravo, filósofo, Ecuador.
Margarita Zapata, socióloga, México.
Lucía Moscoso Cordero, historiadora, Ecuador.
César Paz y Miño, genetista e investigador científico, Ecuador.
Ricardo Melgar Bao, antropólogo, México.
Fina Guerrero Cássola, escultora, Ecuador.
Rosa Echeverría, socióloga, Ecuador.
José Fco. Sáez Cornejo, sociólogo y dirigente socialista, Chile.
Pilar Núñez, comunicadora social, Ecuador.
José Regatto Cordero, abogado y escritor, Ecuador.
Horacio López, escritor, Argentina.
Alfonso Monsalve Ramírez, comunicador social, Ecuador.
Xavier Lasso, periodista, Ecuador.
José Herrera Peña, politólogo, México.
Gustavo Pérez Ramírez, sociólogo y periodista, Ecuador.
Tatiana Hidrobo, historiadora y promotora cultural, Ecuador.
Sergio Grez, politólogo, Chile.
Oscar Chalá, antropólogo, Ecuador.
Wilson Vega y Vega, bibliotecario, Ecuador.
Carmen Bohórquez, historiadora, Venezuela.
Víctor Albornoz, cantante, Ecuador.
Isabel Terán, comunicadora social, Ecuador.
Rafael Julián Cedano, antropólogo, República Dominicana.
Fernando Buen Abad Domínguez, filósofo, México.
Rafael Nodarse Lanier, entrenador deportivo, Ecuador.
Jorge Enrique Elías Caro, historiador, Colombia.
Antonio Vergara Lira, editor y promotor cultural, Chile.
Julio Peña y Lillo Echeverría, politólogo, Ecuador.
Ismael González, promotor cultural, Cuba.
Norma Segades, escritora y difusora cultural, Argentina.
Marcelo Vega Arguello, Ecuador.
Medófilo Medina, historiador, Colombia.
Alejandro Pisnoy, comunicador social, Argentina.
Guadalupe Acosta, Ecuador.
Silvia Olga Starkoff, escritora, Argentina.
César Albornoz, sociólogo, Ecuador.
Lucrecia S. Cuesta, escritora, Argentina.
Cristina Villanueva, Ecuador.
Omar H. Etcehgoncelhay, escritor, Argentina.
Edgar Páez, editor, Venezuela.
Pedro Martínez Pirez, periodista, Cuba.
Salvador Morales, historiador, Cuba.
Pavel Égüez, artista plástico, Ecuador.
Linda Castillo Rodríguez, abogada, República Dominicana.
Ángela A. Fernández, catedrática universitaria, República Dominicana.
Pedro Pablo Rodríguez, filósofo e historiador, Cuba.
Pablo Imen, investigador, Argentina.
Lucas Ricci Marchand, promotor cultural, Argentina.
Eduardo Montebello, diseñador, Argentina.
Diana Coblier, sicóloga, Argentina.
Julián Andrés Monsalve Aguilar, periodista, Colombia.
Martha Gabriela Sánchez Alustiza, escritora, Argentina.
(Siguen más firmas)
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